Título original: Haute tension
Año: 2003
Duración: 90 min.
País: Francia
Director: Alexandre Aja
Género: Terror
Reparto: Cécile de France, Maïwenn,
Philippe Nahon, Franck Khalfoun, Andrei Finti, Oana Pellea, Marco Claudiu Pascu.
Sinopsis: Marie (Cécile de
France) va a pasar unos días a la casa de los padres de su mejor amiga Alex
(Maïwenn), una granja rural aislada y rodeada de maizales, con la intención de
estudiar con tranquilidad.
Cuando llega la noche, aparece un
maldito asesino (Philippe Nahon), que implacablemente mata a todos los miembros
de la familia, y de qué manera (padre, madre e hijo pequeño).
Comenzará a partir de este
momento una cruenta lucha entre Marie y el asesino, con el objeto de liberar a
su amiga Alex, la cual es presa y víctima inocente del supuesto psicópata.
REVIEW/CRÍTICA
Nos encontramos ante un filme de
bajo presupuesto, con una producción correcta, donde se tuvieron que suprimir
algunas escenas debido a su carga violenta. Se rodó en Rumanía y su estreno fue
en Estados Unidos.
Con una atmósfera envolvente, una
fotografía adecuada y un ritmo vibrante (especialmente la primera hora), Alta
Tensión es capaz de causar horror en el espectador, sin necesidad de abusar de
los planos gore ni de esos manidos sobresaltos que uno puede encontrarse en
cualquier metraje de carácter comercial. Estamos ante una obra potente, con un
uso de la iluminación y la cámara muy notables y un toque gore tremendamente
efectivo.
La historia nos llevará a una
casa de campo donde dos amigas (y los padres de una de ellas) tropezarán con un
psicópata representado por un brillante Philippe Nahon, que dirigirá la trama
hacia una persecución sin cuartel, sin concedernos ni un respiro, en un entorno
oscuro y frenético donde la tensión es marca de la casa.
Alexandre Aja nos presenta un
argumento sencillo, serio, con
personalidad, que engancha desde el primer momento. Casi en su totalidad, el
hilo argumental gira entorno a tres personajes, centrándose en la pelea
desatada entre ellos. A partir de aquí veremos una exhibición de sangre,
violencia explícita y directa, sin rodeos.
En cuanto a la parte final, el
autor nos brinda un giro de guion totalmente inesperado, con la clara premisa de dar un golpe de
efecto y de originalidad. Aunque a mi modo de ver, esta conclusión tiene difícil
encaje con el resto de la historia; hay partes del filme que después de conocer
su desenlace resultan totalmente incongruentes,
desmejorando una obra que podría haber sido excelente de haber tenido una resolución más
adecuada.
Frente a una rivalidad
literalmente escalofriante como zombis, vampiros, monstruos, demonios, caníbales,
hombres lobos, fantasmas, extraterrestres, casas embrujadas y todo tipo de
criaturas y cosas malignas, acaba siendo demasiado sencillo que pase
inadvertido el rol fundamental que los asesinos en serie y sus semejantes
psicodestripadores han llevado a cabo en la historia del cine de terror. La
razón de que esto suceda es porque los antagonistas de los metrajes proponen un
reto a la hora marcar los límites del género. Si los monstruos (bichos,
entidades malignas, etc.) son un elemento indispensable de cualquier obra de
terror, y de facto son engendros no humanos, entonces los psicópatas en serie
corresponden a un apartado que está directamente relacionado, pero diferente.
Este tipo de cine ha sido etiquetado en numerosas ocasiones como “thiller
psicológico” o películas de “asesinos en serie”, aunque parece razonable
emplear una perspectiva más liberal de lo que se entiende por un filme de
terror, al igual que los monstruos.
“No hay felicidad sin lágrimas, no hay vida sin muerte. Yo os daré motivos para llorar”. Lucian Staniak (asesino en serie)
PREMIOS
Festival de Sitges (2003): Mejor
actriz (Cécile de France), Mejor director (Alexandre Aja), Mejor maquillaje
(Gianetto De Rossi), Meliés de plata a la mejor cinta fantástica europea.
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